El poder de
decidir reside, de manera total, en las masas unidas. Eso es lo que plantea la
democracia e, incluso, la naturaleza del hombre.
El intentar
prohibir nuestros derechos básicos, escritos en la constitución y que forman
parte de los derechos humanos que debe reconocer y aceptar todo gobierno, sólo
muestran el temor que le tienen a esa mayoría cansada de la situación que
vivimos.
Como yo,
una ciudadana de Venezuela, siempre hablo con pruebas y con la Constitución en
la mano, quiero que repasemos estos artículos:
Art. 5. La soberanía reside intransferiblemente en el
pueblo.
Art. 53. Toda persona tiene el derecho de reunirse,
pública o privadamente, sin permiso previo, con fines lícitos y sin armas. Las
reuniones en lugares públicos se regirán por la ley.
Art. 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a
manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que
establece la ley.
Se prohíbe
el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones
pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de
seguridad en el control del orden público.
Art. 347. El pueblo de Venezuela es el depositario del
poder constituyente originario.
Art. 350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición
republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá
cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.
Todos y
cada uno de estos artículos de nuestra Constitución nos dice, de manera clara,
que toda persona tiene derecho a participar en cualquier acto político no
violento, de manifestar y de declarar su posición política en un acto, siempre
que se sigan las leyes.
Además, nos
dice que es nuestro deber y derecho, levantarnos ante cualquier gobierno que
irrespete de manera tan clara nuestras leyes, nuestra decisión conjunta. Ellos
no pueden pasar por la constitución que ellos mismos plantearon.
Si nos
atacan, serán ellos quienes irrespeten nuestras leyes, quienes no sigan la ley.
Señores, es hora de que salgan a la calle, de que se levanten y de que piensen
por un futuro común.
Cuando la
voz del pueblo se alza, es la que más alto se escucha:
No hay que
temer a un gobierno que intenta pisotearnos, si nos levantamos todos ¡no podrán
con nosotros! Yo no hago un llamado a la violencia, hago un llamado a defender
nuestros derechos.
Ellos son
los que deben temer, porque cuando estemos todos parados y molestos, con el
valor que tenemos los venezolanos, no van a seguir con su cara sonriente.
El pueblo
habló, y dice: ¡FRAUDE!
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