viernes, 21 de febrero de 2014

Politiquería

Qué triste es que mi país se vea envuelto en acontecimientos violentos y repulsivos, qué triste que un blog que en origen era literario termine siendo uno de los pocos medios de expresión que tiene un estudiante.

Esta vez escribo inconforme, no con el gobierno oficialista nada más, sino con los políticos de mi país. Escribo para desahogar la rabia que me dan los actos, patéticos e insuficientes, de los representantes de oposición.

No hablo de todos, no; pero sí de una cantidad de personas cómodas en sus puestos, en la seguridad de su máscara, que se dedican a pronunciarse con pocos tuits y que no hacen mayor cosa que esa: condenar en ciento cuarenta caracteres los actos mas inhumanos que se han visto en mucho tiempo.
Y es que yo quiero que ellos me expliquen, a mí y a toda la masa electoral que confío en ellos, ¿por qué tienen miedo de salir a marchar, por qué el mayor de sus actos es un pésame mal dado?

No entiendo de excusas; actos insuficientes, de cualquier bando, los etiqueto de ineptitud. Que envíen ambulancias, que denuncien lo ocurrido a los organismos internacionales, que ayuden a las familias más afectadas... ¡Pero que hagan algo!

¿Por qué debo creer que por su importancia no deben salir, vale su vida más que la de cualquier estudiante? Los jóvenes salen, tienen la valentía de arriesgarse ante una bala, ante un gobierno injusto... ¿Y debe este conformarse con que su representante político se esconda en su puesto y no haga nada para ayudarle?

¡No, basta de ineptitud!
Condeno, como venezolana, a todo aquél hombre que, dedicándose a la política como profesión, no haga nada para defender, o ayudar, a los que cumplen sus derechos.

lunes, 5 de agosto de 2013

La importancia del buen hablar I.

El compartir ideas y opiniones es la base de la conversación filosófica y de la retórica (entendiendo la primera como aquella que busca la verdad, y la segunda como aquél debate en el que se busca la aceptación de la opinión), siguiendo esa línea: si se considera que vivimos en un mundo, por no decir realidad, donde la sociedad lo es TODO, entonces se concluye que el dominio del idioma propio es un fin requerido para realmente ser alguien, diferenciando esto del simple existir.

Ignorando la variante de si una persona realmente debe querer, o no, ser alguien; la conversación es la partida inicial para cualquier tipo de relación, o conexión, con una persona… Por ende el buen entendimiento de lo que se dice es necesario, es decir: una persona necesita comunicarse para establecer relaciones interpersonales, ya que estas le ayudarán a obtener cosas (un empleo o una amistad, por ejemplo), por ello es necesario que la persona sepa hacerse entender, ya que de no ser así, la mayoría de las veces no podría establecer las conexiones que son necesarias.

Llegando al punto, si se dice que es necesaria la capacidad de hacerse entender, a su vez se hace necesario el dominio del lenguaje, porque es aquello con lo que se expresan las personas (entendiendo el lenguaje como un sistema de comunicación establecido entre varias partes). Esto quiere decir que mientras mayor sea el dominio del lenguaje que posea una persona, más exitosas serán sus relaciones interpersonales y esto, a su vez, le llevará a ser más exitoso como persona (ignorando el punto de si el valor de una persona está, o no, en la calidad de sus relaciones).


Concluyendo el tema: la necesidad del uso correcto del lenguaje, según las reglas establecidas por los organismos competentes (así como las establecidas por la sociedad), tiende del concepto de la necesidad de la socialización. Por esto, si se considera que somos seres sociales, se debe entender que el dominio del lenguaje natal (incluyendo el lenguaje corporal en el concepto) es algo de vital importancia para la reflexión y las interrelaciones. Dado este punto: se entiende la necesidad natural de mejorar la calidad del dominio de los lenguajes que posea una persona, así como la cantidad de los mismos.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Temporada de lluvia


Son las tres, tengo hambre, me rindo ante la clara realidad: no va a cesar de llover. Me visto lo más adecuadamente posible, un grueso suéter de capucha y mis zapatos deportivos son mis aliados. Salgo a la calle, acompañada del chispeo habitual en la época, y mis pensamientos quejumbrosos se centran en el fastidio particular que me produce que se mojen mis pies. Veo mis zapatos, no están a la moda pero como son cómodos, y están relativamente nuevos, mi única queja son los huequitos que airean al zapato: en definitiva, no son botas de lluvia.

Sigo caminando, acelerando el paso y veo a mi alrededor la riqueza y la pobreza en su mejor contraste: gente esforzándose en sacar el agua, que ha caído a cascadas, de su casa; algunos tienen aparcado un carro, esos asiáticos o incluso un americano, o tienen unos zapatos de colores brillantes como los que usan todos: a esos no se les mojan los pies, pero sí la cabeza.

No me detengo, ese contraste no me causa impresión, a pesar de que claramente es cosa del tercermundismo; yo soy tercermundista y a mí eso no me asusta.

Llego a mi destino para darme cuenta de que está cerrado: no podían con el agua, así que se fueron.

Empieza la temporada de la abundancia, esa que hace caer las recientes flores de colores brillantes a punta de agua. Como todas las temporadas, diciéndolo como si acá fueran más de dos, tiene sus puntos positivos y sus puntos negativos. El clima lluvioso tiene sus ventajas para los enamorados, los depresivos y aquellas personas que, como yo, disfrutan el usar ropa calurosa que tienen guardada hasta que empieza a llover. En cambio, no puedes disfrutar de la piscina ni la playa, se te va la señal de satélite o cable, tienes altibajos en tu internet, tienes esperar más tiempo en una cola; a algunos se les caen sus débiles hogares, otros pierden su vida tratando de salvar a los anteriores mencionados… Y algunos estamos demasiado ocupados quejándonos de que se mojan nuestros pies.

Digamos que la temporada de lluvia fuese mejor si nos preocupásemos por hacer de ella una temporada feliz. 

martes, 23 de abril de 2013

Feliz día del libro

Se lo deseo a los escritores. Porque de no hacerlo sería como agradecerle a la iglesia lo que deberías agradecerle a Dios.

Cuiden sus libros, ame sus libros, preste y regale sus libros. Ellos tienen el alma de las historias y les gusta tener compañía.

Día del hermano


El 4 de Marzo es el día del hermano, pero yo creo que el día debería ser movido al segundo domingo del mes de abril, o por lo menos hacer el día del hermano mayor en esa fecha.

Mi hermana mayor, Oriana, cumple el 19 de abril y es la mejor hermana mayor del mundo; yo soy la del medio, por lo cual también soy hermana mayor y sé que ella es mucho mejor que yo. Tengo buena fortuna, y estoy segura porque mi hermana mayor es una mujer tan bondadosa y entregada mí, que no puede ser de otra manera.

No creo que haya alguien capaz de entender como amo a mi hermana; a mí me criaron sabiendo que los hermanos son más cercanos que hasta tus padres y que nadie puede superar el amor que debes de tenerles. Piensen, su material genético es el más cercano y eso es lo menos importante; tienen el lazo más fuerte de todos que es el cariño de hermanos.

Oriana merece mi admiración, porque ella se ha quitado el pan de la boca para compartirlo con nosotras, sus hermanitas. Me ha cuidado y ha compartido hasta sus amigos conmigo, es mi mejor apoyo y con ella siempre estará mi confianza. Dicen que hay personas que llevan el hogar dentro de sí: yo me siento en mi hogar cuando estoy con ella. Sé que me ama en el nivel más grande que se puede y, considerando que tiene un corazón grande y fuerte, eso es mucho.

Hay muchas maneras de dividir el mundo, una de ellas es entre gente buena, muy buena y mala. Mi hermana es una mujer muy buena, a la cual le han tocado momentos duros donde aprendió cosas nuevas y jamás la vi perder el ánimo.

Por eso, por ella, quiero que todos se apapachen el día de hermano y traten de inventarse más días del hermano, nunca son suficientes.

martes, 16 de abril de 2013

Los derechos humanos, ¿un mito que quiere crear este gobierno? NO MÁS.


El poder de decidir reside, de manera total, en las masas unidas. Eso es lo que plantea la democracia e, incluso, la naturaleza del hombre.

El intentar prohibir nuestros derechos básicos, escritos en la constitución y que forman parte de los derechos humanos que debe reconocer y aceptar todo gobierno, sólo muestran el temor que le tienen a esa mayoría cansada de la situación que vivimos.

Como yo, una ciudadana de Venezuela, siempre hablo con pruebas y con la Constitución en la mano, quiero que repasemos estos artículos:

Art. 5. La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo.

Art. 53. Toda persona tiene el derecho de reunirse, pública o privadamente, sin permiso previo, con fines lícitos y sin armas. Las reuniones en lugares públicos se regirán por la ley.

Art. 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establece la ley.
Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.

Art. 347. El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario.

Art. 350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

Todos y cada uno de estos artículos de nuestra Constitución nos dice, de manera clara, que toda persona tiene derecho a participar en cualquier acto político no violento, de manifestar y de declarar su posición política en un acto, siempre que se sigan las leyes.

Además, nos dice que es nuestro deber y derecho, levantarnos ante cualquier gobierno que irrespete de manera tan clara nuestras leyes, nuestra decisión conjunta. Ellos no pueden pasar por la constitución que ellos mismos plantearon.

Si nos atacan, serán ellos quienes irrespeten nuestras leyes, quienes no sigan la ley. Señores, es hora de que salgan a la calle, de que se levanten y de que piensen por un futuro común.

Cuando la voz del pueblo se alza, es la que más alto se escucha:
No hay que temer a un gobierno que intenta pisotearnos, si nos levantamos todos ¡no podrán con nosotros! Yo no hago un llamado a la violencia, hago un llamado a defender nuestros derechos.

Ellos son los que deben temer, porque cuando estemos todos parados y molestos, con el valor que tenemos los venezolanos, no van a seguir con su cara sonriente.

El pueblo habló, y dice: ¡FRAUDE!

lunes, 15 de abril de 2013

Reconocimiento, ¿el nuevo mito de la población?


En últimos meses mi blog, que en un principio era personal, se convirtió en un blog lleno de críticas políticas, en su mayor parte, ustedes son testigos de eso. Hoy vengo a hacer una crítica moral y una reflexión para todos.
Cuando perdió Henrique Capriles, salió y reconoció su derrota; lo decían sus actas y dio la cara. Ahora, las actas dicen otra cosa y los rojos no encuentran cómo voltear los resultados.

No pienso salir a la calle y armar un caos, porque no lo veo necesario aún. Pero si en algún momento lo siento necesario, yo seré la primera que esté en la calle. Señores, la gente vota para que respete la pluralidad, para que su voz sea escuchada, para que toda opinión valga, para que sepa que estamos pendientes y no los dejaremos pasarnos por encima.

No estoy hablando de un despliegue sin orden de personas; hablo de que si se quedan sin medios, entre tanta trampa, demostremos que estamos cansados ¡y que lo hagamos de manera contundente!

Es hora de que defendamos la voz que nos dieron, de que exijamos democracia y si es necesario que haya un revuelo en todo el país, pues que así sea. Olviden el miedo, es hora de que recuerden porqué decidieron elegir por el cambio ¿Hablan de revolución? Pues hagamos la revolución del pueblo, la historia lo dice:

Cuando la voz del pueblo se alza, es la que más alto se escucha.

Yo no tengo miedo.