lunes, 30 de julio de 2012

Yo tengo mi propio París.


Caracas, ciudad de la furia... Donde convergen las artes y se riega la sangre de aquellos pobres inocentes que tuvieron un mal día.

En ti quedan las almas perdidas; esas por las cuales únicamente podemos sentir lástima mientras escupimos unos falsos idealismos de un mañana mejor. Cuna de un país donde si se dice lo que se cree, o lo que se piensa, terminas llevando en tu frente la palabra de rechazo del mandamás.

Oh, Caracas, ciudad de pestilencias y mequetrefes:
ciudad de títeres que tienen miedo de un mañana mejor:
como amo tus calles; la figura de tus luces al anochecer y la manera en la que, aun llena de smog y del terror a la violencia, eres capaz de ser la ciudad más hermosa a los ojos de quien escribe.
Llena de historias, temores y fobias ¿podría alguien dudar de la existencia de un caos más hermoso?
Aun cuando estás atascado en el tráfico se puede apreciar la belleza de una ciudad que llora en silencio; no importa si nadie escucha o nadie ve.

Oh Caracas, ciudad de millones de vidas: ¿cómo hacer para que nos escuchen?
Si aquellos, que como yo, se atreven a pedir contigo el cambio que tanto anhelas somos tildados de locos o depresivos.

Oh Caracas, no importa que de ti huyan, porque siempre que realmente se quiera ver: se podrá observar que entre la pestilencia de tus entrañas se encuentra el núcleo de lo nuevo y lo mejor.

lunes, 9 de julio de 2012


No sé si es por quererte que naufrago entre silencios
o es que la soledad siempre será mi amiga;
si se trata de quererte en alma viva:
mucho te quise 
y pocas veces clave en ti un puñal.
Tal vez sea el mar quien me lleve lejos
pero mientras yo no sepa el himno de la muerte:
me quedaré aquí,
naufragando entre silencios.
- Isabella Urdaneta.