Voy a cantarte mil nanas...
Voy a arrullarte hasta que duermas y después, cuando ya tus pensamientos descansen en sueños infantiles, vigilaré tu despertar...
Voy a mimarte, a quererte y a cuidarte...
Voy a lavar con lagrimas de amor tu suave piel;
cepillaré tu pelo, de dulces hebras doradas...
Oh niña mía, cuidaré de ti...
Porque eres tú a quien veo siempre en el espejo, y quien siempre me va a acompañar.
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