viernes, 5 de octubre de 2012


Ella era como la alegre yerbabuena,
que crecía en el apartado del verde bosque;
 tenía nombre de princesa
                                  y de flor…


Sutil amiga de los suaves cantos de sirena.
Ella hacía de su vientre un lago perfumado
para que hasta en el agua se pudiese florecer.


Entre sus suaves senos
se podía apreciar como florecían los cerezos
y hasta en sus cabellos dorados
se apreciaba el regalo de la abundancia.


Sí, ella era como un susurro,
podía llenarte el alma.
Era la más suave de las visitas,
una canción llena de esperanza.


Ella era como la alegre yerbabuena,
que crecía en el apartado del verde bosque;
 tenía nombre de princesa
                                  y de flor… 

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