domingo, 1 de abril de 2012

Recuerdo a mi (bis) abuelito.


Tú,
tan querido,
tan amado,
tuviste que irte de nuestro lado
y desaparecer en una tenue neblina.

Tú,
a quien tantas cosas le faltaron,
y otras muchas tuvo,
te fuiste entre el seno de dos suaves colinas.

Nadie sabe realmente donde te encuentras;
solo sabemos que la muerte te arropo con su manto
y tú, con tu tranquila cordialidad, la tomaste de la mano
y seguiste con ella tu camino.

Desconocemos todos tu paradero,
pero confiamos a alguien más grande tu tranquilidad
y pensamos con más nostalgia que alegría
que estás con esa otra persona especial.

Tú,
abuelo,
amigo,
padre
y compañero,
ya no estás como pilar de esa gran casa
                                                     a la cual muchos llamaron hogar
y quienes otros tantos disfrutaron con felicidad.

Tú,
que acabas de irte,
y eres, y serás, siempre extrañado…
Vivirás en aquél que quiera tenerte presente
para recordarte en un suave llanto.

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